lunes, 12 de noviembre de 2012

Un espacio de intercambio de culturas, tolerancia y respeto


Siempre me ha encantado el significado de la palabra "católica" (universal). Siempre he creído que tenemos que ser altavoces del amor que Dios nos tiene y pregonarlo desde todas las azoteas posibles.

Vivimos en un mundo donde las realidades son cada vez más vecinales. Ya no podemos pasar indiferentes ante la cultura de los otros ni los demás ante la nuestra. Todos seremos cómplices culturales de todos. Muchas ideologías que han hecho tanto daño a la humanidad no hubiesen tenido ningún eco si primero fueran pensadas y conocidas por la humanidad. El pensar y reflexionar juntos nos lleva a querernos más. Bien dice la Palabra que nadie quiere al que no conoce. Hoy Internet es la mayor enciclopedia de la vida que existe.

Me daría una profunda tristeza que en un futuro oigamos decir: "Conocí a mi actual esposa por Internet", "El trabajo que tengo lo conseguí por Internet", "Mi mejor amigo lo conocí navegando por Internet". No me gustaría que la Red se quedase muda para las cosas de Dios. Sería muy bonito oír decir a alguien: "La primera vez que oí hablar de Cristo fue en Internet "y así comenzó una gran historia de fe”.


¿Con Internet se pierde el contacto humano?


Uno dice estas cosas y parece que hasta queda bien ante el interlocutor pero esto no es así. No existe medio de comunicación más cercano al contacto humano que Internet. Otros medios de comunicación no han gozado de tan mala publicidad como nuestra Red, pero ciertamente son más inhumanos. ¿Qué más inhumano que escuchar una voz a través de un aparato de teléfono y tener que estar adivinando el significado de los silencios, de los posibles gestos, del tono de la voz? En Internet puedes ver y hablar en directo con cualquier persona en cualquier lugar del mundo y además gratis.

¿Qué más inhumano que sentarnos delante de una pantalla de televisión que nos mantiene estáticos sin posibilidad de interactuar? En Internet se nos ofrecen múltiples posibilidades de una comunicación lo más cercana al trato humano. ¿Qué más inhumano que leer un frío periódico donde las noticias que traen ya son pasado? En Internet puedes ver la noticia en directo, incluso charlar al momento con sus protagonistas aunque se encuentren a decenas de miles de kilómetros de distancia. Ciertamente Internet no puede ofrecer por sí mismo un trato humano, somos las personas que lo utilizamos quienes debemos hacerlo.


Es amar a tu prójimo tan igual como tú mismo te amas. Significa respetar las creencias de otras personas,sus ideas,sin imponer tu voluntad por la fuerza o por el mal. Esta frase nos hace pensar la importancia de amar y sobretodo brindarle la mano a tu prójimo cuando más la necesite,pues Dios quiere que nos ayudemos mutuamente como hermanos, que no discutimos por algo banal, Dios siempre ha querido que nos estemos con nuestro prójimo en las buenas y en las malas, para evitar que tropecemos en nuestro camino de salvavión

Dios es indispensable en nuestras vidas aunque nos cueste creerlo. Dios está presente en todo momento de nuestras vidas, en los momentos buenos y en los momentos malos; siempre está dispuesto para brindarte una ayuda incondicional; aunque reniegues de tu fe. Dios nos quiere y siempre quiere que nos vaya bien; muchas veces nos pone obstáculos en nuestra vida pero nos los pone para que nos levantemos y lo afrontemos; pues así nos convertiremos en personas que ante el tropiezo siempre nos levantaremos sin renegar de la fe en Dios, pues ÉL solo quiere lo mejor para nosotros.

Cultivar la fe en la familia


Cada familia cristiana es una “comunidad de vida y de amor” que recibe la misión “de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia su esposa” (Juan Pablo II, “Familiaris Consortio” n. 17). Es una comunidad que busca vivir según el Evangelio, que vibra con la Iglesia, que reza, que ama.
Para vivir el amor hace falta fundarlo todo en la experiencia de Cristo, en la vida de la Iglesia, en la fe y la esperanza que nos sostienen como católicos.
En estas líneas queremos reflexionar especialmente sobre la responsabilidad que tienen los padres en el cultivo de la fe en la propia familia. No sólo respecto de los hijos, sino como pareja, pueden ayudarse cada día a conocer, vivir y transmitir la fe que madura en el amor y lleva a la esperanza.
Los hijos también, conforme crecen, se convierten en protagonistas: pueden ayudar y motivar a los padres y a los hermanos para ser cada día más fieles a sus compromisos bautismales.
Entre los muchos caminos que existen para cultivar la fe en familia, nos fijamos ahora en tres: la oración en familia, el estudio de la doctrina católica, y la vida según las enseñanzas de Cristo.
Muchas de las ideas que siguen son simplemente sugerencias o pistas de trabajo. La actitud de fondo que debe acompañarlas, el amor verdaderamente cristiano, da el sentido adecuado a cada una de las acciones que se lleven a la práctica. Un gesto realizado sin profundidad puede secar el alma, puede perder su eficacia. Es posible, sin embargo, iniciar algunos actos sin comprenderlos del todo, pero con el deseo de que nos conduzcan a una actitud profundamente evangélica, a un modo de pensar y de vivir que corresponda plenamente con lo propio de nuestra vocación cristiana.

El difícil arte de la fe


Tener fe es eliminar de la vida el "¿Y si...?"
Caminando con la cabeza erguida, sin volver la vista atrás ni hacia los lados, es tener la convicción de que suceda lo que suceda, el objetivo será alcanzado.

Habrá quien piense que tener fe es aventarse a un pozo oscuro, sin saber lo que le espera allá abajo, pero es exactamente lo contrario.

Quien tiene fe, sí se avienta a un pozo oscuro, pero sabiendo, a través de los ojos espirituales lo que le espera y, no duda de ello, construye su arca con la seguridad de que la lluvia vendrá, abre los ojos a la promesa y cierra los oídos a los que intentan hacerlo desistir con dudas, anda sobre las aguas y siente tierra firme bajo los pies, ve salidas y continúa caminando donde otros desistieron.

Tenemos fe cuando contamos con la certeza absoluta de que no estamos solos. Sabemos que una Mano nos guía, Brazos que nos esperan y eso nos reconforta.

Perdemos bendiciones porque en medio del camino, principalmente si es largo, comenzamos a cuestionar. No es fácil para nadie mantenerse en posición de fe cuando todo parece contrario a lo que se espera.

Las personas más próximas a Jesús dudaron. Pedro comenzó a hundirse al andar sobre las aguas, todos los discípulos entraron en pánico por causa de una tempestad, aún sabiendo al maestro a su lado y Tomás quiso tocar la herida con sus propias manos.

Así somos, incrédulos, porque somos demasiado materialistas.

Si fuéramos más espirituales nuestra vida sería diferente. Quien solo cree en aquello que ve, solo experimenta aquello que ve, quien cree en Dios, experimenta la diversidad de bendiciones que Dios coloca a nuestra disposición.

La fe es un ejercicio diario de confianza en Dios y es el resultado de la convivencia con Él. Solo que Dios no es un Dios que se impone.

Cabe a nosotros la búsqueda.

Quien ya tiene fe, planta en desiertos y ve campos floridos.

Buscamos la evangelización


La cristiandad de nuestros días es como el judaísmo paganizado. Es el primer lugar que se debe evangelizar. Hace falta evangelizar la cristiandad paganizada de nuestro siglo, como dijo un líder católico carismático: "evangelizar a los catequizados". Nuestra cristiandad necesita ser cristianizada. Cuando evangelizamos a personas que tienen un tinte religioso, cristiano, ¿qué percibe esta persona de nosotros?
Generalmente y hasta nuestros días, lo que las personas han percibido es que queremos que cambie la religión: de católico a evangélico de ortodoxo a católico de protestante a evangélico. Al llegar Pablo a una sinagoga ¿ qué pretendía; que la gente dejara la sinagoga?  Se nota que, en la mayoría de los casos así  sucedió, aunque éste no era su objetivo ¿No quería más bien que toda la sinagoga aceptara a Jesucristo como el Mesías?  El espíritu con que evangelizaba era precisamente ese: que todos los que participaban de esa sinagoga aceptaran las enseñanzas de Jesús como el Mesías.
¿Qué buscamos al evangelizar a los pseudocristianos? ¿Qué se conviertan a nuestra religión o que se conviertan a Cristo? Puede ser que, luego queden dentro de su religión o no. Pero nuestro objetivo es cristianizar a los llamados cristianos.
 Hoy, hay cristianos con vida abundante dentro de los movimientos católicos. En todo el mundo hay cristianos militantes, fervorosos y llenos de fe dentro de la iglesia ortodoxa. Hay grupos en las iglesias protestantes llamados así mismos como "Los Hermanos". Y están dentro de la iglesia protestante y tienen una vida profunda con Cristo.
Muchos de ellos han viajado a otros países y son sostenidos por estos grupos para trabajar como misioneros en obras de misericordia, como lo hacen en el norte argentino.
Hay iglesias evangélicas que están frías y hasta muertas, porque se han convertido en una religión. Sin embargo, dentro de esos grupos hay cristianos que aman a Dios, fervientes, ardorosos en el espíritu, que sinceramente sirven a Jesús y están bajo su Señorío. Que viven el amor al prójimo. Que practican la hospitalidad, que sirven a sus semejantes, especialmente a los más carenciados. Que buscan el bien común.
Nuestra propuesta debe ser como la que llevaba Pablo cuando viajaba para evangelizar el mundo. Él iba, en primer lugar, a los que ya tenían un conocimiento acerca de Dios y de su Palabra; y hasta ellos llegaba para evangelizarlos. A esos lugares debemos llevar el evangelio como si fueran las sinagogas a las que iba Pablo.
 Pero, nuestro mensaje tiene que ser: el mensaje del Reino de Dios. Lo que falta en muchos lugares es el reino y que Jesucristo, sea el Señor de las vidas. Jesucristo, el que gobierne a esas vidas; porque ese es el gran cambio. De Cristianos nominales a discípulos de Jesucristo. De iglesias tradicionales a iglesias fervorosas en el espíritu.
¡De religiosos a hombres y mujeres llenos de amor y servicio!

Jesús, fuente de sabiduría

Jesús, medio de salvación que fue enviado a la Tierra por Dios, que busco hacernos mejores personas a través de su evangelio., se hizo hombre, y que murió para salvarnos del pecado. Persona de fe, que iba de rincón en rincón predicando la palabra de Dios Padre.