lunes, 12 de noviembre de 2012

Buscamos la evangelización


La cristiandad de nuestros días es como el judaísmo paganizado. Es el primer lugar que se debe evangelizar. Hace falta evangelizar la cristiandad paganizada de nuestro siglo, como dijo un líder católico carismático: "evangelizar a los catequizados". Nuestra cristiandad necesita ser cristianizada. Cuando evangelizamos a personas que tienen un tinte religioso, cristiano, ¿qué percibe esta persona de nosotros?
Generalmente y hasta nuestros días, lo que las personas han percibido es que queremos que cambie la religión: de católico a evangélico de ortodoxo a católico de protestante a evangélico. Al llegar Pablo a una sinagoga ¿ qué pretendía; que la gente dejara la sinagoga?  Se nota que, en la mayoría de los casos así  sucedió, aunque éste no era su objetivo ¿No quería más bien que toda la sinagoga aceptara a Jesucristo como el Mesías?  El espíritu con que evangelizaba era precisamente ese: que todos los que participaban de esa sinagoga aceptaran las enseñanzas de Jesús como el Mesías.
¿Qué buscamos al evangelizar a los pseudocristianos? ¿Qué se conviertan a nuestra religión o que se conviertan a Cristo? Puede ser que, luego queden dentro de su religión o no. Pero nuestro objetivo es cristianizar a los llamados cristianos.
 Hoy, hay cristianos con vida abundante dentro de los movimientos católicos. En todo el mundo hay cristianos militantes, fervorosos y llenos de fe dentro de la iglesia ortodoxa. Hay grupos en las iglesias protestantes llamados así mismos como "Los Hermanos". Y están dentro de la iglesia protestante y tienen una vida profunda con Cristo.
Muchos de ellos han viajado a otros países y son sostenidos por estos grupos para trabajar como misioneros en obras de misericordia, como lo hacen en el norte argentino.
Hay iglesias evangélicas que están frías y hasta muertas, porque se han convertido en una religión. Sin embargo, dentro de esos grupos hay cristianos que aman a Dios, fervientes, ardorosos en el espíritu, que sinceramente sirven a Jesús y están bajo su Señorío. Que viven el amor al prójimo. Que practican la hospitalidad, que sirven a sus semejantes, especialmente a los más carenciados. Que buscan el bien común.
Nuestra propuesta debe ser como la que llevaba Pablo cuando viajaba para evangelizar el mundo. Él iba, en primer lugar, a los que ya tenían un conocimiento acerca de Dios y de su Palabra; y hasta ellos llegaba para evangelizarlos. A esos lugares debemos llevar el evangelio como si fueran las sinagogas a las que iba Pablo.
 Pero, nuestro mensaje tiene que ser: el mensaje del Reino de Dios. Lo que falta en muchos lugares es el reino y que Jesucristo, sea el Señor de las vidas. Jesucristo, el que gobierne a esas vidas; porque ese es el gran cambio. De Cristianos nominales a discípulos de Jesucristo. De iglesias tradicionales a iglesias fervorosas en el espíritu.
¡De religiosos a hombres y mujeres llenos de amor y servicio!

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