La cristiandad de nuestros
días es como el judaísmo paganizado. Es el primer lugar que se debe
evangelizar. Hace falta evangelizar la cristiandad paganizada de nuestro siglo,
como dijo un líder católico carismático: "evangelizar a los
catequizados". Nuestra cristiandad necesita ser cristianizada. Cuando
evangelizamos a personas que tienen un tinte religioso, cristiano, ¿qué percibe
esta persona de nosotros?
Generalmente y hasta nuestros
días, lo que las personas han percibido es que queremos que cambie la religión:
de católico a evangélico de ortodoxo a católico de protestante a evangélico. Al
llegar Pablo a una sinagoga ¿ qué pretendía; que la gente dejara la
sinagoga? Se nota que, en la mayoría de los casos así sucedió,
aunque éste no era su objetivo ¿No quería más bien que toda la sinagoga
aceptara a Jesucristo como el Mesías? El espíritu con que evangelizaba
era precisamente ese: que todos los que participaban de esa sinagoga aceptaran
las enseñanzas de Jesús como el Mesías.
¿Qué buscamos al evangelizar a
los pseudocristianos? ¿Qué se conviertan a nuestra religión o que se conviertan
a Cristo? Puede ser que, luego queden dentro de su religión o no. Pero nuestro
objetivo es cristianizar a los llamados cristianos.
Hoy, hay cristianos con
vida abundante dentro de los movimientos católicos. En todo el mundo hay
cristianos militantes, fervorosos y llenos de fe dentro de la iglesia ortodoxa.
Hay grupos en las iglesias protestantes llamados así mismos como "Los Hermanos".
Y están dentro de la iglesia protestante y tienen una vida profunda con Cristo.
Muchos de ellos han viajado a
otros países y son sostenidos por estos grupos para trabajar como misioneros en
obras de misericordia, como lo hacen en el norte argentino.
Hay iglesias evangélicas que
están frías y hasta muertas, porque se han convertido en una religión. Sin
embargo, dentro de esos grupos hay cristianos que aman a Dios, fervientes,
ardorosos en el espíritu, que sinceramente sirven a Jesús y están bajo su Señorío.
Que viven el amor al prójimo. Que practican la hospitalidad, que sirven a sus
semejantes, especialmente a los más carenciados. Que buscan el bien común.
Nuestra propuesta debe ser
como la que llevaba Pablo cuando viajaba para evangelizar el mundo. Él iba, en
primer lugar, a los que ya tenían un conocimiento acerca de Dios y de su
Palabra; y hasta ellos llegaba para evangelizarlos. A esos lugares debemos
llevar el evangelio como si fueran las sinagogas a las que iba Pablo.
Pero,
nuestro mensaje tiene que ser: el mensaje del Reino de Dios. Lo que falta en
muchos lugares es el reino y que Jesucristo, sea el Señor de las vidas.
Jesucristo, el que gobierne a esas vidas; porque ese es el gran cambio. De
Cristianos nominales a discípulos de Jesucristo. De iglesias tradicionales a
iglesias fervorosas en el espíritu.
¡De religiosos a hombres y
mujeres llenos de amor y servicio!
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